Por La travesía comienza en el pintoresco pueblo de Peña Blanca, a solo diez minutos de Llano Tugrí, la capital de la Comarca Ngäbe Buglé, conectada por una carretera asfaltada que serpentea entre las montañas. Desde aquí, los viajeros emprenden el desafiante ascenso al imponente Cerro Peña Blanca, una montaña de 1,500 metros sobre el nivel del mar, cuyo sendero de tierra, arenilla y piedras pone a prueba la resistencia de los aventureros durante un ascenso de aproximadamente tres horas.
Conocida como “Kikinbta” en el idioma ngäbe, Peña Blanca es venerada como la “montaña sagrada”, un lugar místico donde el sol nunca abrasa con violencia, manteniendo temperaturas que rara vez superan los 29 grados centígrados. A medida que los caminantes ascienden, la vista se abre hacia los valles, y el viento parece susurrar historias de tiempos ancestrales.
La siguiente parada del circuito es la majestuosa cascada Salto Caballo, cuyas aguas frías y cristalinas invitan a un descanso revitalizante, antes de continuar hacia Río Rey, donde la corriente fluye entre rocas musgosas, reflejando el cielo como un espejo roto. Desde allí, la expedición se dirige a Ciénaga Mono, el último tramo del recorrido, un trayecto de 1.5 kilómetros que se cruza en un vehículo de doble tracción.
El camino hacia Ciénaga Mono guarda su propio desafío: dos ríos que, en verano, son apacibles cauces de agua, pero en la temporada de lluvias se transforman en torrentes impredecibles que exigen pericia para ser cruzados. Al llegar, el paisaje se despliega con una planicie que invita al descanso y a la contemplación. Desde el campamento, los viajeros pueden alzar la mirada y ver, dominando el horizonte, la sagrada silueta de Cerro Peña Blanca.
Desde el campamento, los viajeros pueden alzar la mirada y ver, dominando el horizonte, la sagrada silueta de Cerro Peña Blanca.”
